vie 15 nov 2024 19:15:00 CET
Aclama a todo aquel que sea capaz, cualquier ratón puede, cualquier ratón lo hará, pero la Guardia permanecerá. – Proverbio de los ratones
En un pasado no muy lejano, los ratones vivían en pequeños huecos en los árboles, bajo troncos, dentro de grietas en las piedras y otros lugares desangelados u olvidados. Vivían desperdigados a lo largo y ancho de la tierra, sin comunidad o apoyo. Los depredadores los cazaban, estaban sometidos a las inclemencias del tiempo y contaban con escasas provisiones para sobrevivir a las calamidades. De hecho, lo más probable es que estos ratones murieran víctimas de los depredadores, las penalidades, la enfermedad o el hambre, en lugar de vivir vidas largas y prósperas.
Frente a las abrumadoras fuerzas de la naturaleza, unos pocos grupos aislados plantaron cara y reclamaron para sí algunos lugares seguros. Al correrse la voz de la existencia de estos refugios, más ratones acudieron a ellos. El asentamiento más famoso creció rápidamente, pasando de ser escondite a puesto fronterizo, de ahí a fortificación y, finalmente, a ciudadela; un próspero pueblo rodeado de muros reforzados, defendidos por una entregada guardia. A este lugar se le conoce hoy en día como Lockhaven, y es el centro de lo que se conoce como los Territorios de los ratones.
Conforme Lockhaven fue haciéndose más y más segura, sus guardianes llegaron a otros asentamientos. Al principio, los Lockhavenitas intentaron traer a todo el que encontraron a la seguridad de su ciudad. Muchos así lo hicieron, pero no todos. Otras comunidades, quizá menos seguras pero aun así prósperas, habían surgido en medio de la naturaleza. Sus habitantes eran reacios a abandonar lo que habían empezado, a pesar de su precaria situación.
Hubo un debate dentro de las filas de los guardianes de Lockhaven. ¿Qué hacer con estos asentamientos?, ¿debería obligarse a sus habitantes a mudarse?, ¿deberían ser abandonados?
Al final, los guardianes decidieron que sólo había una respuesta válida: Lockhaven debía usar su fuerza para defender y apoyar estas comunidades. Los ratones prosperarían juntos o caerían juntos.
Por tanto, los guardianes partieron hacia los remotos asentamientos, marcando sendas y tomando nota de qué caminos les proporcionaban mejores escondites, atalayas y rutas más rápidas.
Pronto estos valientes y generosos ratones pasaron a ser conocidos como la Guardia de los Ratones. Al crecer su número y extenderse su protección, en la que los demás confiaban, los asentamientos más alejados prosperaron.
La misma Lockhaven también cambió. Fue cada vez menos una bulliciosa metrópoli, y se convirtió en el núcleo central de la Guardia. Llegó un momento en que la Guardia acabó administrando por completo la ciudadela.
La primera en organizar la defensa de Lockhaven fue una hembra. Desde entonces es tradición que la Guardia esté comandada por una ratona que recibe el rango de Matriarca. Ella está a cargo de los asuntos internos, gobernando sobre los ratones de Lockhaven y determinando las misiones y patrullas de la Guardia. La Matriarca decide los nombramientos de la Guardia, qué patrullas se han realizado con éxito, y qué zonas de los Territorios precisan de una mayor atención. A su servicio se encuentra un cuadro de capitanes y administradores que la asisten en las tareas diarias y en los planes a largo plazo.
En las zonas salvajes entre los asentamientos la Guardia es la ley, y esto es algo en lo que todos los ratones están de acuerdo. En las ciudades, la Guardia sólo posee la autoridad que el gobernador de cada una les concede. La mayoría de asentamientos dan la bienvenida a los guardianes, pero muchos recurren a sus propios agentes de la ley y protectores. Algunos asentamientos incluso obligan a los guardianes visitantes a entregar las armas en la entrada a los mismos.
La Guardia es responsable de su propia supervivencia como organización. Aunque recibe el apoyo de algunas ciudades en forma de regalos y donaciones, no exige diezmos ni impuesto alguno. La Guardia de los Ratones se toma sus responsabilidades como obligaciones sagradas. Incluso aunque todos los ratones de los Territorios les dieran la espalda, los abnegados guardianes seguirían defendiéndoles y protegiéndoles hasta su último aliento.